De acuerdo con una nota informativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sobre la oferta y la demanda de trigo, prevé que la producción mundial en el 2023 sería de 784 millones de toneladas, lo cual constituiría la segunda cosecha más alta registrada.
Se espera una producción abundante en América del Norte, pues los agricultores han incrementado la superficie cultivada en respuesta a los elevados precios de los cereales.
En los países del hemisferio sur, las perspectivas de producción para las cosechas de cereales secundarios en 2023 son en general favorables, y se prevé que las siembras totales de maíz en el Brasil aumentarán hasta alcanzar un nivel récord.
La FAO también ha revisado al alza su previsión de la producción mundial de cereales en 2022 hasta situarla en 2774 millones de toneladas, un valor que sigue siendo un 1.3 % inferior al de 2021.
Se prevé que la utilización mundial de cereales en 2022-23 se sitúe en los 2780 millones de toneladas, lo cual supone un descenso del 0.6 % con respecto a la campaña anterior, algo que se debe en gran medida a una contracción anticipada de la utilización de todos los cereales secundarios principales.
La FAO prevé que las reservas de cereales mundiales que finalizan en 2023 descenderán un 1.2 % respecto de sus niveles de apertura, lo cual supone una reducción que las situará en 844 millones de toneladas, ya que se espera que los descensos previstos de las reservas de cereales secundarios y, en menor medida, de arroz compensen una acumulación prevista de existencias de trigo. Según las nuevas previsiones, la relación entre las reservas y la utilización de cereales a escala mundial se mantendría en un 29.5 %, lo que se considera un “nivel cómodo en general”.
Según las previsiones, el comercio de cereales se contraerá un 1.8 % hasta situarse en 473 millones de toneladas.