Por: Rodolfo Ardiles Villamonte
El Dr. Mario Tapia Núñez, experto en sistema andinos de producción, plantea que en la situación de crisis alimentaria como la que se pronostica, parte del área de cultivo de la costa se podría destinar a la producción de trigo y cereales que, por el buen clima y el uso de tecnología, es apto para cereales que rinden mucho más que en la sierra. Él recuerda que, en 1945, el entonces presidente Manuel Prado Ugarteche, propuso que un porcentaje del área de agricultura con riego en la costa se dedique a trigo y otros cereales.
Por su parte, las investigaciones de INIA en el campo, sostienen que el trigo en el Perú se puede cultivar desde el nivel del mar hasta los 3,800 metros de altitud.
Pero, expertos como el Ing. Agr. Luis Gomero Osorio, representante del Consorcio Agroecológico Peruano (CAP), sostienen que el problema que enfrentaría este nuevo cultivo es la escasez de agua en los desiertos costeros. Además, cree que los agroquímicos que se utilicen podrían poner en riesgo la salud de las poblaciones urbanas y rurales.
En el año 2009, el Ministerio de Agricultura y Riego impulsó un proyecto experimental de tres hectáreas de trigo en Lambayeque, aprovechando la humedad de las tierras de los arrozales, logrando cosechar alrededor de 9,000 kilos del cereal.
Tras el promisor resultado, la administración sectorial de aquel entonces consideró sembrar unas 5,000 hectáreas de trigo para contribuir a satisfacer la demanda nacional de producción de harina para la industria panificadora, disminuyendo la importación de este producto. Pero el proyecto nunca se concretó como ocurren muchas otras propuestas en el país.
Frutas, hortalizas, legumbres frescas
Si bien la costa no posee la mayor proporción de superficie agrícola, sí tiene los suelos más productivos del país debido a su topografía plana, disponibilidad de agua (porque cuentan sistemas de irrigación), alta calidad de su producción y una importante cantidad de inversiones en infraestructura; que se refleja, por ejemplo, en carreteras, medios de riego, puertos, aeropuertos, equipo de frío, entre otros. Estas características la convierten en una zona estratégica para la producción de alimentos.
¿Cuánto aporta la costa a la seguridad alimentaria del país? Según el Ing. Gabriel Amaro Alzamora, director ejecutivo de la Asociación de Productores Agrarios del Perú (AGAP), aunque la mayor parte de la producción costeña se dirige a los mercados internacionales eso no implica que no aporte a la alimentación de la población local.
“Muchos de los productos de exportación también se comercializan en el mercado nacional. Por ejemplo, el 30 % de los cítricos que se produce se consumen localmente, del mismo modo el mango y el banano orgánico. Además, la uva de mesa y otros cultivos como el ajo, el jengibre, maíz morado, ají páprika y la cebolla. Pero, lógicamente, si se quiere destinar una mayor proporción al consumo interno, eso debe estar acompañado por el Estado que debe generar infraestructura, dotar y dar sostenibilidad de agua y construir caminos, para que los productos puedan acceder a los mercados e integrarse a la cadena productiva, de esa manera el sector privado puede aportar la tecnología y el know-how”, dice.
Provienen de 150 valles productivos
Por su parte, el Ing. Agr. Luis Gomero explica que, en la costa, además de la agricultura de exportación, esta región geográfica es un importante centro productor de hortalizas frescas, frutas y legumbres, provenientes de 150 valles.
“Los agricultores que cultivan los valles tienen una fuerte articulación con el mercado interno, especialmente con cultivos hortícolas y frutícolas. Pero también se cultiva papa y maíz amarillo que se usa para alimentar animales. Yo diría que sí hay un aporte importante de la costa a la seguridad alimentaria”, manifiesta.
En cuanto a los productos costeños con más demandados, el Ing. Gomero Osorio manifiesta que estos son las hortalizas, las legumbres y el maíz morado, que es un cultivo muy importante en la dieta familiar.
“Otro aporte significativo de la costa lo constituye las frutas pues toda la diversidad de estas proviene de la zona Yunga, con lo cual contribuye a la seguridad alimentaria del país”, dice.
No solo alimentos
Por su parte, el Ing. Ind. Amaro Alzamora explica que la seguridad alimentaria no solo tiene que ver con los cultivos provenientes del agro, también está relacionado con la capacidad de las personas para poder adquirirlos. En ese sentido, afirma que el sector agrario impulsa un gran movimiento económico, descentralizado y generador de puestos de trabajo, lo cual ha elevado la capacidad adquisitiva de las personas.
Un millón de hectáreas cultivables
A comienzos de la década del 2000, cerca de un millón de hectáreas estaban aptas para el cultivo en la costa, alrededor de 870,000 se encontraban en zonas donde ya existía infraestructura de riego, las áreas efectivamente cultivadas variaban entre las 600,000 y 700,000 ha. dependiendo de la disponibilidad de agua, condiciones climáticas y económicas.
Según el Censo Nacional Agropecuario del 2012, el total de la superficie agrícola del país es de 7’125,008 hectáreas. De ese total, la sierra concentra 46,3 %, seguida de la selva que abarca el 30,1 % y la costa tiene el 23,7 %.
Áreas salinizadas
Sin embargo, a diferencia de la sierra que mayormente dependen de la lluvia, en la costa se obtienen dos cosechas por año, para lo cual cuenta la infraestructura de riego y el clima templado. En mayo del presente año la Comisión Agraria del Colegio de Ingenieros de Lambayeque, advirtió que 80,000 hectáreas en esa región están severamente salinizadas.
La escasez de fertilizantes
Según el director ejecutivo de AGAP, hoy en día la agricultura de la costa está atravesando las mismas dificultades que afectan a los productores en todo el país, comprometiendo la seguridad alimentaria de la población. Especialmente por el encarecimiento de los insumos para la producción como es el caso de los fertilizantes.
“También la mano de obra se ha incrementado, igual que el precio del combustible. Esto se ve reflejado en el aumento de los precios de los alimentos como es el caso de la papa y otros productos frescos y la reducción de los márgenes de ganancia para los productores de la agricultura familiar y empresarial”, explica.
Que el sector privado se encargue
Finalmente, AGAP recomienda reforzar la seguridad alimentaria partiendo de políticas que enfrenten la crisis global alimentaria y de fertilizantes. Entre estas se encuentran el implementar las líneas de abastecimiento de fertilizantes aplicando negociaciones de gobierno a gobierno con los principales países productores con quienes tenemos Tratados de Libre Comercio (TLC), dejando que el sector privado se encargue de la compra y la comercialización.
Disminuir el costo del crédito agrario
Asimismo, se debe aplicar fondos de garantía para disminuir el costo del crédito agrario, eliminando trabas y sobrecostos en la importación, así como aplicar subsidios a la pequeña agricultura.