Escribe: Ing. Ana Mendoza Vela, especialista en desarrollo rural sostenible
El alza de los precios de los fertilizantes en el país se han disparado casi cuatro veces más como en es el caso de la urea, desde inicios del 2021, a raíz del cierre de las exportaciones de fertilizantes de China y la baja producción en Europa y Estados Unidos, como consecuencia del incremento de los precios internacionales del petróleo y la energía; eso ha sacado a relucir un viejo problema en la agricultura nacional: la deficiente labor de fertilización de cultivos.
La labor de un adecuado abonamiento es crucial en el proceso productivo, para suplir la carencia de micronutrientes que necesitan las plantas para producir más y obtener productos de mejor calidad, que se reflejará en mayores ingresos para los productores.
Algunos agricultores obvian esa labor porque confían en la calidad y fertilidad del suelo, y otros, por defender su condición de productores agroecológicos u orgánicos. Sin embargo, se requiere mejorar las características físicas, químicas y biológicas del suelo, a través de la incorporación de los abonos químicos u orgánicos, le permite incrementar la capacidad de absorber los distintos elementos nutritivos. En el caso de los abonos orgánicos constituyen una fuente de energía para los microorganismos, por lo que se multiplican rápidamente.
Plantas bien nutridas
Si partimos que las plantas son seres vivos, así como los humanos necesitan sus vitaminas y minerales para estar sanos y fuertes y no ser vulnerables frente a pandemias o enfermedades; de la misma manera, un cultivo bien nutrido con una fertilización adecuada, tres veces al año con todos sus nutrientes, no será vulnerable a ninguna plaga o enfermedad.
Los agricultores que pasan por alto la labor de fertilización deben ver e imitar lo que hace un gran sector de productores de papa, cacao, café, bananos, paltas, etc., que están obteniendo altos rendimientos y cosechas de calidad, que al final, se redunda en mayores ganancias.
Para reducir los precios de fertilizantes
Debido al brutal incremento de los precios de los fertilizantes químicos, en la presente campaña agrícola, un sector considerable de los agricultores ha obviado la labor de fertilización, por no contar con los recursos necesarios para sufragar los altos costos de esos productos, lo cual afectará el rendimiento de los cultivos.
Por lo mismo, era de esperar que el gobierno del Prof. Pedro Castillo actuara con diligencia para buscar alternativas de solución a ese problema, pero reaccionó tardíamente, cuando el período grande de siembras para está por concluir.
Lamentablemente, recién el 11 último, el exministro de Desarrollo Agrario y Riego, Víctor Maita, anunció que su despacho prepara un Decreto de Urgencia orientado a reducir el precio de los fertilizantes para beneficiar a los pequeños productores y garantizar el desarrollo de la campaña agrícola 2021-202. Mientras el ministerio de Economía y Finanzas le dé su visto bueno, culminará la época de siembra y esa medida no tendrá mayor impacto en la presente campaña.
No menos urgente y necesario que ese dispositivo es un programa de capacitación y asistencia técnica con la metodología “aprender-haciendo”, de modo que los técnicos, extensionistas y promotores enseñen en forma práctica la aplicación de los fertilizantes a los cultivos.
Comercio fiscalizado
Asimismo, el Senasa debe fortalecer su labor de fiscalización a las casas comerciales de insumos agrarios, con el fin de garantizar la calidad de los productos. Pues, existen casas comerciales que venden fertilizantes adulterados, provocando pérdidas a los productores.
En tal sentido, la propuesta es que el Midagri debe establecer un programa de certificación para quienes comercialicen fertilizantes.
Adicional a ello, el Midagri, en coordinación con los gobiernos regionales deberían promover el uso y la producción de abonos orgánicos, como guano de animales e islas, humus de lombriz, compost, bocashi, biol, etc.
Compras centralizadas
También debe promoverse las compras centralizadas con la participación de las cooperativas agrarias y/o asociaciones de productores, y los créditos que se concedan deben estar dirigidos a comprar fertilizantes auténticos.