Escribe: Dr. Luis Campos Baca, profesor principal de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, doctor en Ciencias Ambientales e investigador Renacyt
El sacha inchi (Plukenetia volubilis Linneo) es una liana o planta trepadora, catalogada por primera vez en 1753 por el botánico sueco Carlos Linneo en la Amazonía peruana, y su nombre deriva de dos palabras quechuas: sacha que significa silvestre e inchi, maní.
Según algunas evidencias, esta especie fue cultivada por los antiguos peruanos, hace más de 3,000 años y pertenece a la familia de las Euforbiáceas, a la que pertenecen otras 18 especies, de las cuales, 12 se encuentran distribuidas en Sudamérica y Centroamérica y las restantes en Europa y probablemente en otros continentes.
Esta especie se cultiva en Perú, Colombia, Brasil, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
En las cuencas del Huallaga y el río Mayo
La zona más importante de producción es la región política San Martín, en las cuencas del Huallaga y el río Mayo.
Esta planta semileñosa, trepadora y de altura indeterminada, produce semillas que contienen ácidos grasos; conocida como sacha inchi, maní del monte, maní del Inca, oro de los Incas, maní jíbaro, sacha maní, sacha yuchi, sacha inchik e inca peanut (en inglés).
Esta especie tiene varios parientes silvestres en el Perú y una alta variabilidad genética, que requiere ser manejada con bancos de germoplasma de conservación in situ y ex situ.
La Estación Experimental Agraria “El Porvenir” del INIA-San Martín, cuenta con un banco de germoplasma, con 53 accesiones recolectadas, y 10 progenies mejoradas de sacha inchi con altos rendimientos, alto contenido de aceites y tolerantes a los nematodos. El INIA tiene progenies mejoradas resistentes al nematodo Meloidogyne que ataca a las raíces.
Según el investigador Danter Cachique, experto del IIAP en el manejo de esta especie, la plantación más extensa en el Perú se encuentra en el sector Yacucatina, en San Martín, en la cual se ha establecido una plantación de este cultivo a escala comercial, donde se combina la genética, nutrición y el manejo. Empresas como Super Sacha Inchi SAC, Inversiones Yacucatina SAC y Agroindustrias Amazónicas, también están involucradas en promover este cultivo oleaginoso.
Un gran valor nutricional
Estudios científicos indican que el sacha inchi contiene alta concentración de ácidos grasos omega, proteínas y antioxidantes. La semilla integral precocida representa una composición química de 96 % de materia seca, 33 % de proteínas bruta, 6200 kcal/kg de energía bruta, además tiene un coeficiente metabolizable de alrededor del 55 %. Es fuente de ácidos grasos no saturados.
Es considerado por los expertos como un superalimento, porque previene enfermedades cardiovasculares y ayuda a eliminar el colesterol, los triglicéridos y las grasas acumuladas en el organismo; fortalecer la conexión de las neuronas e incrementar las neuronas cerebrales ligadas a la memoria y agilidad mental, así como para prevenir artritis y líneas de cáncer de mama y carcinoma prostático.
La forma más tradicional de consumo de las semillas es tostada con sal.
Lo recomendación de EsSalud
Por lo mismo, EsSalud recomendó el consumo de sacha inchi debido a que ayuda a reducir el colesterol y triglicéridos elevados, bajar la presión arterial alta y proteger el corazón.
En la actualidad, este producto es altamente requerido por la industria alimentaria, para la fabricación de aceites de alta calidad nutricional, confites, mantequilla y turrones, y cosmética para la elaboración de productos de belleza.
Se han desarrollado esfuerzos importantes de parte de la empresa privada, instituciones de investigación y universidades para domesticarlo partiendo de la base del conocimiento ancestral.
Por todas estas virtudes esta especie nativa ha sido incluida en la agenda del biocomercio, pero es urgente proteger la base genética y los conocimientos desarrollados por los agricultores, en prevención de la biopiratería para que no ocurra lo que ha sucedido con la maca y otras especies.
Resulta contradictorio, que siendo uno de los países que posee la mayor colección de variedades de sacha inchi, las mejores condiciones para su cultivo y empresarios que apuestan por este supergrano, nuestro país importa este producto de países vecinos, debido principalmente a la falta apoyo financiero y políticas de promoción para incrementar su producción.
En la actualidad, la demanda ha superado a la oferta, por lo que las empresas agroindustriales se ven en la necesidad de importar sacha inchi de Ecuador y Colombia, pagando 15 soles el kilo.
Genotipos
En el IIAP y en el INIA se han colectado y estudiado más de 20 genotipos que corresponden a toda el área de distribución natural en el país, lo cual constituye un aporte importante para el desarrollo de este subsector. Además, estos avances son importantes para la certificación genética de los genotipos cultivados y sus parientes silvestres mediante la aplicación de la genética molecular.
Se han identificado seis especies nativas, que prosperan en las regiones políticas de San Martín, Ucayali, Amazonas, Madre de Dios y Loreto; siendo las más comerciales la Pluketenia volubilis (de San Martín) y P. huayllabambana (de Toribio Rodríguez de Mendoza) que producen al octavo mes de instalación, con un promedio de rendimiento de 1,100 kg/año.
Tecnología
Esas entidades han desarrollado también técnicas de propagación vegetativa o clonal para el establecimiento de jardines botánicos, como los instalados en cuatro provincias de la región política San Martín.
Asimismo, con el fin de reducir los daños ambientales por el uso indiscriminado de biocidas químicos en el control de plagas en el cultivo de sacha inchi, esas instituciones han logrado un biocida orgánico, a partir del extracto acuoso de las hojas y raíces del barbasco (Lonchocarpus nicou) para combatir la plaga del coleóptero Dysonich collata, que perfora las hojas de la planta. Este producto ya se viene utilizando en Pucallpa, Ucayali, pero necesita una mayor promoción.
Asimismo, el INIA recomienda tutores vivos Erythrina (Amasisa sp) o matarratón (Gliricidia sepium) para terrenos planos y con pendiente respectivamente.
Crece la exportación
Los registros señalan que en el 2020 el mercado mundial de grasas y aceites vegetales se movieron 2,475 millones de dólares, 11 % más que el año anterior. Dentro de ese marco, el Perú se ubicó en el tercer lugar en el ranking de exportación de aceites y grasas de los países latinoamericanos, después de Brasil y Chile.
Entre el 2016 y el 2020 las exportaciones peruanas de aceite de sacha inchi se incrementaron a un promedio anual de 18.3 %. Los envíos de aceite orgánico de sacha inchi se incrementaron en 78.6 %. En el 2020 las exportaciones peruanas de aceite de sacha inchi se situaron en 3,3 millones de dólares, 52 % más que el año anterior (ADEX).
Entretanto, los países que importan sacha inchi son Corea del sur, Estados Unidos, Japón, Francia y Canadá.
80 asociaciones de productores
Más allá de los paquetes tecnológicos, la capacitación y asociatividad son dos claves importantes para lograr el desarrollo del sacha inchi. En tal sentido, San Martín es la región que más ha avanzado, con la constitución de 80 asociaciones de productores, cuyos miembros reciben capacitación que les permite obtener semillas de calidad y con altos rendimientos. Estas organizaciones venden sus cosechas a las empresas industriales.
El cultivo del sacha inchi tiene un impacto no solo económico, sino también social muy importante, porque durante la cosecha genera mano de obra para las poblaciones rurales.
El cultivo de sacha inchi tiene certificaciones orgánicas y de comercio justo, que le permite ingresar a un importante nicho de mercado en diversos países del mundo y con buenos precios.
Es importante crear programas de promoción del cultivo, continuar con la investigación sobre las variedades más promisorias en calidad y rendimiento de semillas, manejo cultural, nuevos usos, con el fin de promover bionegocios en torno a este producto oleaginoso y emblemático de la Amazonía peruana, incluso como alternativa a la coca ilegal.