Tecnología │Obtienen hasta 4,200 kilos por hectárea de semillas de sacha inchi

El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) busca incrementar la producción a escala comercial de sacha inchi (Plukenetia volubilis), a través de cuatro innovadores tecnologías aplicadas en los cultivos de la región San Martín, estas son: inducción floral, propagación clonal, control de plagas y abonamiento, que permite obtener un notable aumento en la producción de semillas, de 1 400 kilos a 4 200 kilos por hectárea.

El trabajo de investigación aplicada del IIAP forma parte del Proyecto Sacha Inchi, liderado por Danter Cachique Huansi, ingeniero agrónomo formado en la Universidad Nacional de San Martín, quien encabeza un equipo multidisciplinario integrado por 20 investigadores, entre ingenieros agrónomos, fitoquímicos, genetistas, entomólogos, tesistas y técnicos, entre otros.

Cachique Huansi informó que el IIAP desarrolla tres líneas de investigación sobre el sacha inchi:  sistemas de producción, mejoramiento genético e implementación de bancos de germoplasma de esta especie y de sus parientes silvestres. Hace dos años el IIAP empezó el proyecto sobre validación de cuatro tecnologías en sistemas de producción de sacha inchi a escala comercial en la región San Martín.

La primera tecnología es la inducción floral, que ha permitido incrementar la producción de área sembrada. “El sacha inchi tiene generalmente en cada nudo de sus ramas una parte femenina y varias de tipo masculino; por eso, cuando llega la época de cosecha, al tener solo una flor femenina, solo se obtiene un fruto por cada nudo. De esta manera, se puede llegar a cosechar hasta 1 400 kilogramos de semillas por hectárea al año”, indicó Cachique a Agencia Andina.

“Hemos encontrado la fórmula para activar esos botones y ello nos ha permitido que en cada nudo puedan emerger hasta cinco flores femeninas con sus respectivos frutos. De esta manera, la producción de sacha inchi se asemeja a la producción de uvas por la mayor cantidad de frutos tipo racimos obtenidos a lo largo de toda la planta. Esto nos ha permitido triplicar el rendimiento de grano seco por área cultivada”, detalló.

La segunda tecnología está vinculada también al ámbito reproductivo y se refiere a la llamada “propagación clonal”, que permite cosechar en menor tiempo al convencional. “Actualmente en el Perú no existe una variedad de semilla de sacha inchi liberada en el mercado. Las más de 3 000 hectáreas que nos reporta la Dirección Regional de Agricultura de San Martín son sembradas con semillas silvestres, lo cual repercute en un bajo rendimiento”, explicó.

Cachique Huansi dijo que, al no existir semillas mejoradas y liberadas en el país, en el IIAP se buscó alternativas para mejorar el material genético para beneficiar a los productores. “Eso lo hemos conseguido seleccionando las mejores plantas de los sembríos para propagarlas vegetativamente mediante una técnica denominada ‘Enraizamiento de estaquillas en cámaras de subirrigación’. Esto permite reducir el periodo de producción de frutos, de ocho a cinco meses, lo que significa adelantar la cosecha en tres meses”, añadió.

La tercera tecnología tiene relación con el control de plagas y enfermedades que afectan al cultivo de sacha inchi mediante el uso de trichoderma y micorriza, dos hongos benéficos específicos que han demostrado eficiencia en la reducción poblacional del gusano nemátodo, principal patógeno y problema fitosanitario que ataca a este cultivo.

“El principal problema del cultivo de sacha inchi es el complejo nemátodo-hongo. Es decir, que los nemátodos ingresan a las raíces de la planta, se alimentan de ella y dejan cicatrices por donde ingresan diversos tipos de hongos nocivos que pueden ocasionar la muerte de la planta en plena producción”, explicó.

Con la incorporación, desde la siembra, de los hongos benéficos micorriza y trichoderma se fortalece el sistema de raíces de la planta confiriéndole mayor vigor y protección, además de actuar como biofertilizantes para mejorar su desarrollo, sostuvo.

La cuarta tecnología constituye un plan de abonamiento que permite aumentar la producción de sacha inchi. “Normalmente, con la técnica tradicional se logra plantaciones de 1 100 plantas por ha, pero con la tecnología desarrollada por el IIAP se ha logrado incrementar a 1 666 plantas por ha”, detalló.

El proceso de validación está programado hasta finales del 2020, tiempo en el que se deberían tener los resultados finales y empezar el proceso de liberación y transferencia tecnológica a los productores de sacha inchi de la región de San Martín y del país.

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