Escribe: Dr. Luis Campos Baca, profesor principal de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, doctor en Ciencias Ambientales e investigador Renacyt
En la región amazónica se han venido exponiendo y aplicando políticas con visiones diversas, que no han sido integradas en un buen plan de desarrollo sostenible en el tiempo. Estas visiones se han desarrollado en dos extremos: los desarrollistas y los conservacionistas.
¿Pero cuáles son las metas que debemos plantear para la mejora de la economía, generación de puestos de trabajo, educación, salud, alimentación y resolución de conflictos sociales, entre otros?
Brasil, destaca como país amazónico agroexportador, porque mediante la biotecnología se ha posicionado como uno de los mejores productores de carne, soya, palma aceitera, maíz, cacao, café en el mundo.
En nuestro país en cambio, el uso de hidrocarburos, la producción masiva de energía, la construcción de redes viales, tan necesarios para nuestra supervivencia, por la forma insostenible como se desarrollan, están afectando el equilibrio de los sistemas amazónicos.
Actividades económicas sin articulación
Hay interesantes alternativas para usar los recursos en forma sostenible, mediante manejo, crianzas y cultivos, respetando el equilibrio de los ecosistemas y definiendo planes de aprovechamiento racional del bosque, que generan beneficios económicos, sociales y ambientales a la sociedad.
La Amazonía no es solo el bosque tropical más extenso del mundo, que atesora un tercio de la biodiversidad del planeta, y se encuentra casi el 20 % del agua dulce del mundo, es además un reservorio de carbono que mitiga el cambio climático. Un espacio, en el que la diversidad está adaptada a los diferentes ecosistemas, desde la zona andina, la selva alta, la selva baja, los ecosistemas inundables, los pantanos de palmeras (aguajales), “abanicos” como los del Pastaza, la ribera de los grandes ríos, ecosistemas de tierra firme como las restingas en diferentes niveles, los bosques sobre arena blanca, bosques de bambú, bosques de protección, entre otros.
Pese a todas esas ventajas, es preocupante, que el desarrollo de las actividades económicas de esta vasta región tropical se haga sin articulación con las cadenas productivas, existiendo un enfoque del sector primario exportador, pero no a nivel industrial. Se exporta materia prima, pero falta promover la exportación de productos con valor agregado.
Actividades sin planes de manejo
Se desarrollan actividades extractivas con escasos planes de manejo y sostenibilidad. Sin embargo, hay algunas actividades excepcionales que están modernizando sus sistemas en la cadena productiva, que deberían marcar el rumbo general, como por ejemplo la exportación de castaña, el manejo de los recursos pesqueros y la piscicultura, cultivo y comercialización del café, cacao y el sacha inchi, etc.
Agricultura con escasa rentabilidad
En la Amazonía destacan tres modelos de actividad agropecuaria: el tradicional basado en el conocimiento ancestral y la adaptación de parte de las comunidades indígenas y ribereñas, el uso comunal de la tierra, y la ocupación privada empresarial.
La gran mayoría de productores agrarios desarrolla una agricultura con escasa rentabilidad, donde es muy común el uso de insecticidas y químicos que contaminan los principales cuerpos de agua, afectando la fauna acuática. A esto se suma el uso intensivo de insumos químicos, articulados a las cadenas productivas de arroz, cacao, café, y frutales que, en su recorrido, pueden afectar la calidad de los suelos de los barriales de selva baja, que son los suelos de mayor potencial para la producción de productos orgánicos agrícolas.
Falta ordenamiento territorial
La falta de aplicación de un instrumento de ordenamiento territorial en la Amazonía, y la falta de rigor en los procesos de autorización y control para desarrollar estas actividades, ha generado serios conflictos que inciden en los impactos ambientales y legales entre nativos e invasores.
Proyecto forestal replicable
La Amazonía representa diversidad de oportunidades de desarrollo, empezando por impulsar proyectos de agroforestería, como el que viene desarrollando la ONG Plant Your Future, en Loreto, Ucayali y Huánuco y que son dignos de replicarlos.
Esta ONG trabaja con pequeños agricultores y acuicultores de escasos recursos económicos de 15 comunidades nativas de esas tres regiones, que degradaron los bosques para desarrollar cultivos o crianzas para subsistir. Por el constante uso de los terrenos se han degradado o empobrecido.
Para recuperar la fertilidad de esos terrenos y restaurar los bosques deforestados, esa ONG está ejecutando proyectos de reforestación con especies maderables nativos de rápido crecimiento y que puedan capturar grandes cantidades de carbono, como andiroba, tornillo, marupa, anallu caspi, caoba, y capirona, asociadas con el copoazú y cacao.
Los beneficios complementarios que reciben los agricultores involucrados en esos proyectos, son asistencia técnica y capacitación para mejorar el manejo agronómico de sus cultivos y para restaurar los suelos empobrecidos. Además, ellos reciben acompañamiento en la evaluación y formulación de proyectos productivo, así como encontrar mercado de bonos de carbono.
Este modelo permite que una agricultura de subsistencia con escasa rentabilidad, mejore los ingresos, recupere las áreas degradadas, promoviendo la mejora de la productividad de las tierras y aumente sus beneficios en bienes y servicios ambientales.
Este tipo de proyecto se debe impulsar de manera masiva en la Amazonía, con el fin de mejorar las condiciones socioeconómicas de los pobladores nativos.