Silvia Quispe Rodríguez, ingeniera de sistemas, desarrolló el proyecto “Deli chocho nutritivo y delicioso”, en cuyo marco ha elaborado galletas a base de tarwi y habas, para contribuir en la lucha contra la anemia y desnutrición crónica de los niños, así como la descalcificación de las madres gestantes y lactantes; además de generar recursos económicos a los productores de chocho en Cajamarca.
El proyecto ocupó el segundo lugar del programa de emprendimiento 1551 Warmi promovido por la Incubadora de Empresas Innovadoras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Según la ingeniera, el producto con un exquisito sabor, ha sido enriquecido con dicha legumbre que posee alto contenido de calcio y hierro y se cultiva en Cajamarca y en otras partes de la zona andina del país; además de habas que proporcionan mucho hierro.
“A pesar de ser muy económico, el chocho no es muy valorado por la población de Cajamarca porque desconoce su valor nutritivo. Actualmente, se ofrece solo en una presentación con limón y culantro en una bolsita”, refirió Silvia, que junto a una compañera del taller Warmi, desarrollaron este producto innovador que se encuentra en fase de prototipo.
Por ello, su proyecto, además de contribuir con esta problemática de salud, también se orienta al apoyo de los productores cajamarquinos que cultivan chocho y habas, y el resto de insumos artesanales de las galletas también se producen en ese lugar.
El otro factor, es buscar que el producto llegue a los más necesitados, como orfanatos, postas médicas. Es por ello que ha considerado que grandes empresas, como las que manejan proyectos mineros en la zona, adquieran las galletas para poder distribuirlas en los lugares donde existe la población que requiere una alimentación nutritiva.
La idea está, la propuesta de valor, pero la meta de Silvia es que su idea se convierta en un negocio a gran escala; por lo que viene conversando con la asociación de productores de chocho para que hagan suyo el proyecto y lo desarrollen.
Dato
Cajamarca ocupa el tercer lugar en el Perú, con un 32 % de desnutrición crónica en niños menores de cinco años.