Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que la covid-19 amenaza con hundir hasta 100 millones de personas en la pobreza extrema y empeorar el hambre en todo el mundo, socavando el impulso de larga data en favor del desarrollo sostenible.
El reporte covid-19, el medio ambiente y los sistemas alimentarios pide a los Estados que utilicen su respuesta al coronavirus para aumentar la sostenibilidad y la resiliencia de la producción de alimentos, y monitorear sus esfuerzos de recuperación tomando en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Existe la preocupación de que concentrar los recursos en mitigar los graves impactos de la covid-19 podría reducir el apoyo a los programas de desarrollo sostenible en general, desplazando iniciativas importantes en 2021 y en los años venideros”, dice Salman Hussain, del PNUMA, quien coordinó el informe.
El reporte propone varias formas de frenar el virus y promover la recuperación económica al tiempo que se apoya el desarrollo sostenible y se refuerzan los sistemas alimentarios:
- Alinear las respuestas a la pandemia con los acuerdos mundiales: siempre que sea posible, las medidas fiscales de emergencia para prevenir una recesión global deben alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
- Garantizar la seguridad alimentaria: las medidas para mitigar la pandemia y promover la recuperación económica solo tendrán éxito cuando la seguridad alimentaria esté garantizada. Producir alimentos más cerca de donde se consumen y mejorar las redes de transporte puede ayudar a minimizar la pérdida y el desperdicio de alimentos, un problema mundial apremiante.
- Facilitar el movimiento de los trabajadores agrícolas: esto ayudaría a garantizar que la demanda de sus servicios pueda satisfacerse mejor. Debe llevarse a cabo en paralelo con medidas para prevenir la propagación de la covid-19 entre los trabajadores agrícolas y procesadores de alimentos mediante la mejora de las condiciones de trabajo.
- Promover una recuperación ecológica: se deben medir los impactos ambientales de las políticas de recuperación de la covid-19 y aprovechar las oportunidades para dar un salto hacia las inversiones verdes. Al mismo tiempo, se deben promover soluciones basadas en la naturaleza para reforzar la biodiversidad que sustenta los sistemas alimentarios sostenibles.
- Reconocer que existen oportunidades beneficiosas para todos y aprovecharlas: la restauración de hábitats y tierras degradadas, junto con la agricultura climáticamente inteligente, puede tener un impacto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero y la mejora de la seguridad alimentaria. Las iniciativas de limpieza ambiental, la inversión sostenible en agricultura, la protección de los recursos naturales y la mejora de la eficiencia energética tienen el potencial de generar efectos positivos de estímulo a corto plazo.
- Mejorar la eficiencia de la infraestructura del agua: en los países en desarrollo, esto se puede lograr al reducir la extracción ilícita e incentivar el uso eficiente del agua en la agricultura. La escasez de este recurso puede reducir la seguridad alimentaria y aumentar la competencia por el líquido.
- Regular mejor el comercio de carne y animales: esto reduciría las posibilidades de una nueva pandemia, protegería las especies en peligro de extinción y ayudaría a fortalecer los medios de vida rurales.
- Aplicar enfoques que consideren todo el sistema alimentario: se deben utilizar herramientas de evaluación como el Marco TEEBAgriFood para garantizar que se valoren los servicios de los ecosistemas, se considere el capital humano y social, y se realicen análisis de las cadenas de valor en su totalidad.
- Adoptar el enfoque Una sola salud: la planificación de las agencias internacionales y los Estados Miembros debe garantizar que las actividades humanas no afecten negativamente la salud de las plantas, los animales y los ecosistemas de los que dependen los seres humanos.