Escribe: Jorge Bellido Lopera
En Puno, la ganadería bovina, productora de leche y carne, representa un subsector importante, tanto para el abasto de los productos pro seguridad alimentaria como para el sustento de miles de familias dedicadas a esta actividad. Sin embargo, los productores están a punto de entrar en crisis debido a la escasez de forrajes y agua por la sequía y a la presencia de heladas y nevadas que ya se iniciaron en esta región y en otras de la macrorregión sur, lo que elevará los costos de producción y consecuentemente descapitalizará la ganadería lechera que tanto ha costado posicionarla.

Para entrar en contexto, hasta la década de los 70, la temporada de lluvias en Puno, entre moderadas e intensas, duraba seis meses (comenzaba en octubre y terminaba en marzo), lo cual permitía que los cultivos de panllevar, avena forrajera y las praderas naturales se desarrollen muy bien. Los ríos, lagunas y manantiales tenían agua todo el año para abrevar al ganado y para otros usos. Sin embargo, esta situación, gradualmente, fue cambiando desde la década de los 80 con la presencia de sequías a consecuencia más recurrentes de los fenómenos “El Niño”.
El 2023 las lluvias llegaron muy tarde en febrero y se alejaron en marzo. Siendo muy fuertes, de corta duración y localizadas en áreas muy pequeñas. En gran parte del Altiplano como en otras zonas andinas, se presentaron descargas muy leves y garúas cuya consecuencia es la pobre cosecha forrajera y la escasez de agua en ríos y manantiales.
En emergencia
Por la falta de pastos, forrajes y agua, algunos criadores desesperados han comenzado a rematar sus vacas Brown Swiss de producción entre 200 a 250 soles por cabeza, cuando el precio normal de cada ejemplar oscila entre 4.000 a 5.000 soles. Esta situación se agravará en los próximos meses, descapitalizando la ganadería lechera de la región, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y alentando la migración del campo a la ciudad o a explotaciones mineras especialmente de los pocos jóvenes que aún quedan.
Al problema de la sequía se han sumado otros factores como:
- Presencia del parásito fasciola hepática, del cual Puno estaba casi libre, pero por ausencia total del Senasa en el campo, ahora la región se ha vuelto endémica. El control de la enfermedad se puede realizar, pero se incrementarán los costos, que para el pequeño ganadero le será casi imposible realizar.
- En estos últimos tiempos los productores trabajan sin planificación, con siembras y preparación de terrenos a destiempo. Antes, en la primera semana de octubre se sembraba avena forrajera, para aprovechar todas las lluvias, y se lograba una producción promedio en la región de 40.000 a 50.000 kilos por hectárea. En mi exfundo Queque Norte, ubicado en el distrito de Santa Rosa, provincia de Melgar, a más de 4.000 m s.n.m., por ejemplo, el promedio de producción de ese forraje era de 70.000 a 80 000 kg/ha, incluso en algunos campos alcanzaba los 100.000 kg/ha, debido a que se preparaba adecuadamente los terrenos, utilizaba semillas adecuadas, sembraba la primera semana de octubre, fertilizaba y aplicaba otras prácticas agronómicas. En síntesis, aprovechaba las lluvias desde las primeras gotas hasta las últimas.
- Falta de prevención de los ganaderos en guardar pan para mayo. En épocas de abundancia la avena forrajera la mal utilizaron o la vendieron o la cosecharon a destiempo obteniendo un alimento de baja calidad alimenticia, no guardando una sola paca para este tipo de contingencias. Felizmente, en la década de los 80, la cooperación neozelandesa en Puno, promovió la siembra tecnificada de pasturas más precoces y de mejor contenido alimenticio como el trébol bajo riego y de la alfalfa dormante en secano. Asimismo, introdujo el nabo forrajero, que resultó muy bueno para la alimentación del ganado, generando un cambio muy positivo en hacer ganadería lechera moderna, competitiva y rentable. Sin lugar a dudas el mejor convenio que tuvo Puno en su historia por el impacto económico logrado. En mi caso, gracias a las enseñanzas de mi señor padre y al temor que infundían estos fenómenos climáticos logramos tener reservas forrajeras para un año, almacenando pacas de heno y ensilaje para alimentar al ganado. Es decir, pasaba sin problemas las peores sequías y esa práctica lo hacía cada año, y eso mismo podrían hacer los pequeños y medianos ganaderos, pero no lo hacen por falta de asistencia técnica y extensión agraria que es labor del Estado.
- Falta de créditos promocionales de Agrobanco. Sin un crédito de fomento con interés preferencial y de largo plazo, es muy difícil hacer ganadería lechera u otras crianzas en el Altiplano, así como en otras zonas de los Andes del Perú. Para mejorar genética, instalación de forrajes bajo riego, instalación de establos modernos, adquisición de salas de ordeño, etc., se necesita plata. La gran mayoría de productores trabajan al límite de la informalidad y con poca o nula rentabilidad, lo cual hace imposible que accedan a créditos comerciales. Cabe recordar que en el primer gobierno de Alan García Pérez, con muy buen acierto se implementó un crédito con interés cero para el Trapecio Andino, en el cual fuimos muy pocos los productores que invertimos el 100 % del préstamo en el campo. En mi caso, me equipé con tractores e implementos para ampliar el cultivo de forrajes, construí los primeros establos de mi empresa, todo lo cual me permitió mejorar los índices productivos y de rentabilidad. Lamentablemente no todos los productores hicieron lo mismo. La gran mayoría sacaron créditos sin ninguna supervisión por parte de la entidad bancaria ya tomada por la corrupción y los destinaron a otros fines improductivos. A quienes invertimos bien los créditos para el Trapecio Andino, no nos afectó el posterior cierre del Banco Agrario, en el primer gobierno de Fujimori, porque ya teníamos una buena base forrajera, genética, infraestructura y equipos.
- Por otro lado, un problema serio es la atomización de la tierra, que surgió con la desaparición de las empresas asociativas ya que, no se puede hacer ganadería lechera rentable en parcelas pequeñas. Una unidad viable para criar 20 vacas en producción con 20 litros por cabeza/día se requiere de 100 a 150 hectáreas y con un buen soporte de pastos cultivados, forrajes y suplementos.
En la región aymara, la atomización de la tierra a llegado a tales extremos que son propietarios de un surco, sí, un surco en donde ningún emprendimiento puede ser posible ni rentable. La atomización de la tierra es sinónimo de pobreza extrema.
Medidas a corto plazo
Hace dos años vendí el fundo Queque Norte, pero antes de retirarme dejé algunas vacas que producían 50 litros en dos ordeños/día. Para alcanzar estos rendimientos no hay secretos, simplemente una buena genética, alimentación y buena infraestructura. En el fundo el promedio general estaba entre los 20 a 22 litros por vaca/ día en dos ordeños, con una alimentación mixta consistente en pastoreo en pastos cultivados, 20 a 25 kilos de forraje y entre 5 a 10 kilos de concentrado propio según producción, agua limpia y dormían en el establo climatizado.
Alcanzar estos niveles productivos es viable y válido para cualquier ganadero, lo único que tienen que hacer es tener mentalidad empresarial, trabajar con seriedad y entender que la ganadería es un negocio como una mina, farmacia, panadería, ferretería, en donde se tiene que ganar plata para el bienestar de uno mismo y su familia.
Dicho esto, y ante la emergencia que se ha presentado, algunas medidas que podrían tomarse son:
- Cada productor debe hacer una real evaluación de su capacidad forrajera y alimenticia.
- Según lo anterior hacer una rigurosa selección de las vacas en función a su capacidad productiva, para quedarse solo con animales que valgan la pena.
- Planificar una saca forzada de animales, antes que el precio siga cayendo.
- Organizarse en asociaciones por zona, valle, anexo, distrito etc., para comprar chala forrajera, heno de alfalfa, subproductos de la agroexportación en otras regiones.
- Organizarse para comprar maíz amarillo duro y soya en Bolivia. Hay experiencia, ya que en 1998 un grupo de ganaderos nos organizamos y compramos ante la sequía que se presentó ese año.
- Conformación de una comisión multisectorial para compras de insumos y forrajes con intervención del gobierno y Agrobanco, entidad que pagaría directamente a los proveedores para evitar corrupción o los créditos sean destinados a otros fines.
- Con apoyo del gobierno central y los gobiernos regionales de Tumbes, Piura y Lambayeque, en donde hay abundante agua por las últimas lluvias, sembrar en gran escala forrajes, para trasladar al sur y evitar la descapitalización de la ganadería lechera en Puno, así como de los Andes de la macrorregión sur, que ha costado muchos años en formarse.
- Créditos estatales de emergencia similar a Reactívate Perú, pero supervisados, así evitaríamos la descapitalización de la ganadería. Actualmente, gran parte de los productores trabajan para el día a día, no tienen capital para comprar forrajes e insumos, etc.
- Implementar fondos rotarios, así se salvarían animales de alto valor genético que terminen en los camales; además, se promovería la ganadería lechera en otras zonas y regiones del país, y luego de un plazo las crías de esas vacas regresarían. Ese modelo funcionó muy bien en los años 90, luego se corrompió.
Otras alternativas para el mediano y largo plazo
- Alianza estratégica agro-minería limpia. Es una realidad que el Perú es un país minero y que esta actividad provee los mayores recursos para el desarrollo del país. Igualmente, es una realidad el cambio climático uno de cuyos efectos son las sequías en el sur del país, lo que hace oportuno y conveniente establecer esta alianza que, a través de regalías, canon, obras por impuestos, podrían financiar los estudios, la perforación y equipamiento de pozos tubulares de agua para uso agrícola y ganadero en sus zonas de influencia. En mi exfundo, previniendo los efectos de la sequía, previo estudio en base a sensores de nivel de los sitios más factibles, se construyó y equipó un pozo con una motobomba que no era la adecuada, a pesar de ello, se extrajo abundante agua como para regar permanentemente más de 100 hectáreas. Esto demuestra que, en el anillo circunlacustre y otras zonas del Altiplano, hay abundante agua de buena calidad.
¡Basta ya de politiqueros e incendiarios que solo buscan su provecho personal causando enfrentamientos entre productores agrarios y empresas mineras de proceder limpio y formal!
- Asociatividad. Los productores agrarios no pueden seguir desunidos. Por muchas razones beneficiosas, hay que trabajar mucho en la asociatividad agraria. Un modelo de ello son las cooperativas agrarias de producción, que son organizaciones poderosas en otros países, pero que en el Perú no funcionaron porque se impuso un modelo autoritario de arriba para abajo, cuando debería ser al revés; es decir, que los mismos interesados fijen sus objetivos y no se les imponga como sucedió con la infortunada y perjudicial Ley de Reforma Agraria durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado. Algunas de las ventajas que ofrecen estas formas de asociatividad son, por ejemplo, acceder a mercados de una economía de escala, tener capacidad negociadora al comprar y/o vender productos, bajar costos de producción, parar la atomización de la tierra, etc.
- Financiamiento. Diseñar créditos agrarios y fondos rotatorios adecuados a cada crianza y cultivos con tasas de interés y plazos según regiones, altitudes y destinos, con supervisión permanente y desembolso progresivo, sujeto a metas cumplidas.
- Reservorios. Si bien es cierto que hoy en día los grandes proyectos para hacer represas no sean viables por sus altos costos, si es factible hacer minirepresas en zonas estratégicas para mejorar las reservas de agua en un futuro donde las sequías parecen que serán más recurrentes.
- Alianza agro-turismo. Fortalecer alternativas productivas como la alianza entre el sector agrario y el turismo, implementando una cultura turística y fomentando el turismo vivencial con las ventajas que ya tiene, y teniendo en cuenta que la macrorregión sur y Puno tienen una riqueza turística que va más allá de los destinos tradicionalmente ya conocidos.
- Restructuración del Midagri. Muy necesaria por haberse quedado en el siglo XX con una estructura arcaica, por sus políticas obsoletas y lejos de la realidad, por su inoperancia e indiferencia con su sector. Se necesita un ente rector del sector que lo lidere y contemple la diversidad productiva, cultural, ambiental y otros de un país megadiverso como es el Perú. Se requiere un ministerio que haga sentir su presencia y su necesidad en las actividades agrarias del día a día.
Finalmente, creo firmemente en el potencial productivo de Puno y la macrorregión sur. Les digo a los gobernantes de turno, a nivel central y regional, que dejen de considerar al agro como la última rueda del coche y empiecen a poner ministros que conozcan el sector, que tengan una visión integral del agro y planteen posibles soluciones, que sepan rodearse de asesores competentes que el Perú los tiene y no como en estos últimos tiempos donde la incapacidad de sus funcionarios no ha sido capaz de concretar una licitación tan esperada y necesaria para la compra de fertilizantes en perjuicio de los productores.
¡Luchemos por la segunda independencia del Perú, la independencia alimentaria!