El mercado internacional de la cebolla suele ser tremendamente competitivo. Actualmente, el mercado mundial se presenta con limitadas existencias, lo cual ha provocado una gran mejora en los precios internacionales. Sin embargo, Perú no ha podido aprovechar la coyuntura positiva debido a las diferencias entre los calibres y variedades más demandados.
Hasta mayo, nuestro país exportó 59 282 toneladas por $20 millones, lo que significó una caída del 2 % en el volumen por casi el mismo valor comparado al similar periodo del año anterior.
Según FreshFruit, a pesar de que el año pasado se presentó un crecimiento en el precio de más del 5 % para la cebolla peruana, en lo que va del 2023 no se ha podido aprovechar el alza internacional. Hasta mayo, el precio promedio que recibió el productor peruano fue de $0.33 por kilogramo, 2 % mayor al mismo periodo del 2022.
Dinámica de las exportaciones
Los envíos de cebolla peruana iniciaron bastante bien el año. Durante el primer trimestre presentaron un crecimiento de aproximadamente 7 %. Esto se dio debido a que muchos competidores evitaron cultivar cebolla por los elevados costos de producción, prefiriendo reemplazar los cultivos por productos de mayor rentabilidad.
Esto se observó especialmente en el mercado europeo. Por ejemplo, la producción española se redujo entre 45 % y 50 % debido a los malos resultados financieros en las campañas pasadas. Por ello, este país buscó cubrir la escasez con producciones de Sudamérica, Nueva Zelanda y hasta China. Sin embargo, hubo fuertes impedimentos para que esto se materialice, como las restricciones en las exportaciones para asegurar el abastecimiento interno o el retraso de la campaña neozelandesa.
Por otro lado, en el primer trimestre el mercado norteamericano presentó una menor demanda y se mostró muy bien abastecido. Esto produjo que los precios no subieran a un ritmo parecido al del mercado europeo, especialmente con la llegada de la cebolla egipcia a través de Canadá y la abundante campaña mexicana. Sin embargo, los costos logísticos hacia Estados Unidos son relativamente más baratos que hacia Europa, por lo que, en términos de rentabilidad, para muchos exportadores aún tenía sentido priorizar esta plaza.
Con respecto al mercado latinoamericano, los envíos se mantuvieron bastante estables. Colombia, uno de los principales consumidores de cebolla de la región, presentó una mayor demanda del producto que fue aprovechada por los exportadores peruanos. A pesar de que en este país los precios no son los mejores, están presentando crecimientos considerables. Solo en estos primeros tres meses importaron 30 % más que el año anterior.
En los meses de abril y mayo se presentó una fuerte caída en los envíos, 50 % menos comparado al mismo periodo del año pasado. A pesar de que en estos meses se suele presentar una menor cantidad de envíos, en esta ocasión la disminución de exportaciones fue más evidente. Esto parece responder a la desaceleración de la demanda presentada a inicios del año en Europa y la llegada de nuevas existencias de mercados como el chino. Además de ello, los productores peruanos han encontrado mejores oportunidades en el mercado interno, pues se reporta un incremento de más del 17 % en el precio de la cebolla.
Esto demuestra que, a pesar de tener una menor oferta, la producción peruana aún no tiene un correcto ordenamiento. La distribución de los envíos pudo realizarse de manera óptima para tener una mejor respuesta tanto en el mercado interno como el externo y así obtener mejores precios.