En los últimos años, la uva ha disputado con éxito el liderazgo de la canasta agroexportadora peruana junto al arándano y la palta. Las expectativas para el 2023 muestran un panorama incierto pero positivo, tras superar esos primeros escollos por efectos exógenos; por lo que aún se prevé un crecimiento en volumen de entre 9 % y 11 %, con un precio estable, según FreshFruit.
El ingreso de la uva peruana en Japón e Israel genera cierto potencial de un mayor crecimiento al obtenido en el año anterior. Además, con respecto a los volúmenes, el rendimiento por hectárea sigue en aumento gracias a las inversiones de años anteriores en el cambio varietal.
Y con la consolidación de nuevos departamentos en producción, como lo es Piura, el Perú está en capacidad de realizar envíos de uva prácticamente todo el año, aunque con una alta concentración incluso entre noviembre y diciembre (51 % del total).
Con un 2022 tan positivo, se esperaba un 2023 también fructífero. Sin embargo, el inicio del año presentó un contexto con grandes retos por efectos exógenos al sector. Los conflictos sociales en el sur dificultaron los despachos de uva de Ica, mientras que el ciclón Yaku se encargó de generar restricciones en las exportaciones del norte del país, en especial de Piura. A pesar de ello, los envíos de uva lograron salir airosos, al presentar un crecimiento de aproximadamente 18 % en el primer trimestre.
Por el lado de los precios, la expectativa era más conservadora. La presencia de Sudáfrica e India en la plaza europea está más que establecida y la competencia continuará férrea en Norteamérica. Por tanto, se espera que los precios se mantengan o registren una ligera caída (-2 %). Con ello, se esperaba que el valor exportado registrase un crecimiento de entre 10 % y 12 %, superando los USD 1540 millones en el año.
Sin embargo, existe una amenaza latente que cada vez parece más real. Los desastres naturales por el efecto climático que han afectado al Perú en los últimos meses no incluyeron el paso de Yaku. El ciclón fue solo parte de algo más grande. Hoy se discute si se trata de un Niño Costero o un Niño Global, pero eso solo significa cuán largo será el problema. Si acabará en mayo-junio o si se alargará hasta octubre.
Lo que está claro es que, independientemente de qué fenómeno se trata, el proceso agroexportador es muy frágil. Muchos productos se han visto retrasados en su cosecha y despacho por las inundaciones en el norte del país, incluyendo a la uva. Además, afectaron negativamente la etapa de crecimiento de cultivos en regiones como Piura. Las grandes cantidades de agua que provoca este fenómeno alteran los procedimientos de Fertirriego, lo cual puede repercutir en el rendimiento final por hectárea. A esto hay que adicionar un probable fenómeno El Niño Global que perjudicaría aún más las etapas de crecimiento de la uva y su procesamiento.
A pesar de ello, el optimismo parece no querer alejarse de los productores de uva. Aun con todo lo que ya se experimenta, las expectativas del volumen exportado para este año no han caído dramáticamente. Se tiene una gran expectativa sobre la fortaleza de la tecnificación y prevención que se han incorporado a los cultivos en los últimos años.
Dato
El 2022 fue un buen año para la uva peruana, con 573 006 toneladas exportadas por un valor de USD 1403 millones. Un crecimiento de 10 % en volumen y en valor, con un precio estable en USD 2.45 por kilogramo. Durante el 2022 los principales mercados fueron los Estados Unidos (47 % de participación), los Países Bajos (11 %) y México (6 %).