El sábado 19 de diciembre, mientras el Congreso se declaraba virtualmente incompetente para redactar la nueva Ley de Promoción Agraria, y apelaba a un cuarto intermedio para escuchar la exposición de los ministros, el equipo de AGROPERÚ Informa, decidimos reunirnos en el restaurante “Las Canastas” de La Molina, para celebrar la Navidad y honrar la publicación de tres recientes ediciones.
En la cita se hizo un balance de nuestros recursos, luego de varios meses de cuarentena, se tomó la decisión de fortalecer nuestra participación con propuestas en los temas de política agraria, y aprovechar el valioso aporte de gente experimentada en publicaciones impresas, y en medios de comunicación peruanos por los cuatro costados.
Quienes hemos pasado esta y otras experiencias traumáticas, particularmente las hecatombes a los que nos tiene acostumbrado la Naturaleza en forma repentina, vemos el horizonte despejado.
El agro en el Perú tiene siete mil años de experiencia.
Ha sufrido extensas sequías, largas temporadas de inundaciones, terremotos, huaicos, heladas, derrumbes, cuantiosos cortes de infraestructura hidráulica, erupciones volcánicas, las siete plagas bíblicas, y allí está compitiendo, con los países más pintados del planeta.
Ningún otro país tiene tal cartera de productos como propuesta, en virtud a nuestra vasta biodiversidad, pocos conocen los valiosos recursos que atesoran los Andes y los bosques de la Amazonía.
El Perú posee una muy alta diversidad ecológica de climas, de pisos ecológicos y zonas de producción, y de ecosistemas productivos. Nuestros productores hacen germinar las semillas con su aliento, sin un centavo de crédito.
Todo esto nos lleva a la conclusión que debemos acompañar a los productores agrarios de la costa, sierra y selva, porque hay muchas cosas por arreglar en el país. Un sector del agro aún vive una situación medioeval y otro solo confía en la bendita naturaleza para poder competir.
Un millón de trabajadores agrarios se quejan que ganan 39.19 soles diarios, pero también existen más de dos millones de pequeños agricultores que esperan meses sin un céntimo en el bolsillo, sin seguridad de ningún tipo, hasta que se produce la cosecha. La actividad agraria es aleatoria como lo es la pesca, por ejemplo.
Todos esos temas deberán ser contemplados en una ley agraria, como resultado de un amplio debate, con argumentos y razones válidas. Con buen criterio Mirtha Vásquez, presidenta del Congreso, dio su parecer que ojalá sea escuchada por el peor Congreso de todos los tiempos. “Para elaborar la ley debemos crear una mesa de trabajo entre técnicos del Congreso, ministerios de Desarrollo Agrario y Riego, Producción, Trabajo, Economía y Comercio Exterior. También técnicos del sector empresarial, pequeñas, grandes y medianas empresas; y representantes de los trabajadores, tanto sindicalizados como no sindicalizados”, anotó Vásquez.